Llevaba casi un año sin trabajo, de sobrevivir con algunas changas, hasta que un impensado “aviso publicitario”, dibujado por una nena de 9 años, le cambió la suerte inesperadamente. Esta es la historia de Gustavo Diaz y su hija Mailen.
Gustavo y su esposa Noelia perdieron el trabajo cuando se declaró la pandemia de coronavirus. Él hacía suplencias de portería en edificios y trabajaba en una cooperativa de La Matanza limpiando zanjas. Ella realizaba tareas domésticas en tres casas, de las cuales sólo una siguió requiriéndola, pero ese ingreso no alcanzaba para sostener los gastos de la familia.
Durante el año pasado, Gustavo empezó a hacer changas de jardinería. Pero no tenía mucha suerte –cuenta- porque no era muy conocido en el rubro en Laferrere, la localidad bonaerense donde vive este tucumano. “Estábamos mal, pero siempre hay esperanzas”, dice en diálogo con LA GACETA.
“Corto Pasto. Gustavo”, dice la leyenda de un tierno dibujo que realizó la mayor de sus hijas, Mailen. Dibujó a un jardinero, puso el teléfono de su papá y escribió más abajo del papel: "Suerte Papi”. Y la suerte cambió. Noelia lo publicó en Facebook y este papá tucumano tuvo una sorprendente demanda de trabajo.
El dibujo se hizo viral en pocas horas. La publicación se compartió hasta en otras redes sociales, como Linkedin y Twitter. Incluso El Dipy lo publicó. “Ese papá, ya ganó”, tuiteó @Wallyhoo, el posteo que tuvo más de 70.000 me gusta, casi 7.500 retuits.
“La verdad que nunca termina de sorprenderme que algo tan chiquito y tan humilde haya llegado a tantos lugares impensados y haya cambiado la mentalidad”, dice Gustavo, quien recibió innumerables llamadas desde distintas provincias, tanto para cortar el pasto como para felicitarlo.
Ahora, espera juntar los $56.000 que necesita para pueda viajar con su familia a la provincia, donde él y Noelia serán nombrados pastores en la Iglesia Ministerio Evangélico Jesús te llama. “Hace más de dos años que no voy y no vemos a mis padres, Juan Díaz y Ramona Velardez”, recuerda y se emociona cuando habla de Tucumán.
Gustavo asegura que pese al duro año que tuvo, siempre se mantuvo con fe. “Estamos orgullosísimos”, dice y sostiene que “con honestidad sobre todo” se puede conseguir lo que se desea. “Nosotros somos seis hermanos que comenzamos de bien abajo y empezamos a construir un templo (en González Catán). Ahora Dios nos está abriendo un portón gigante”, se esperanza.